jueves, 16 de febrero de 2012

Villalobos Aguilar Karen Areli
Número de cuenta: 309342728
18 de febrero 2012


La Europa del siglo XIX.
(1815-1914)
Geoffrey Bruun

La historia, por decirlo de alguna manera, del siglo XIX comienza al término de la caída del Imperio Napoleónico. A diferencia del siglo pasado resulta ser uno de los periodos de tiempo más paradójicos. Por un lado, se inicia con un aparente periodo de paz; mientras que por el otro, avanzado ya los años, las constantes revoluciones, y algunas batallas en el continente americano, se vuelven característica de los territorios Europeos.
Como ya se sabe, a finales del siglo XVIII la Revolución Industrial brinda los primeros vestigios del gran movimiento que estaba por comenzar, pero no es sino hasta el siglo XIX que entra en su apogeo. Ya no sólo Gran Bretaña goza de los beneficios de dicho acontecimiento, países como Francia, el imperio de Austria y el Imperio de los Habsburgo, principalmente, adoptan estos modelos de producción.
Como consecuencia inmediata de este proceso los cambios se nos muestran en la producción de algodón, con las máquinas para hilar y tejer, el incremento en la industria del carbón y del hierro, la realización de medios más eficientes de transporte, principalmente el ferrocarril y el más notorio, la formación de una nueva clase social, los obreros.
La alteración en los modos de producción provocó, también, un impacto social en toda Europa: la aparición de la nueva clase social, y en consecuencia el crecimiento de las ciudades. Aunado a estos, el crecimiento demográfico se duplicó en la mayoría de los territorios, lo que permitió una mano de obra más barata.
Por otro lado, después de la derrota de Napoleón los países que se encontraban en la cúspide, en muchos sentidos, eran Rusia, Gran Bretaña, Prusia y Austria. Estos, fueron los que se encargaron de restablecer el mapa de Europa y de “repartir” los territorio tomados por Francia.
Y es así, como este conjunto de factores, se convierten en los determinantes de las constantes luchas que emprenderán, por un lado la filosofía de los conservadores y por el otro, de los liberales. Francia, Austria y el Imperio de los Habsburgo, fueron los que presenciaron con más crudeza estos levantamientos.
Al igual que en los inicios de la revolución francesa, la fuente del origen de dichos movimientos fue Francia, en donde se buscaba igualdad, derecho al voto por una mayoría y que al mismo tiempo este no estuviera determinado por la cantidad de tierra que se poseía o por status social al que se pertenecía. Los objetivos de estas contiendas, era buscar una monarquía constitucional, que regulara el poder del monarca.
En otros territorios estas pugnas entre ambos lados no florecieron y muy al contrario de los países vecinos que enfrentaban problemas internos, a Prusia, Rusia y Gran Bretaña, se vieron favorecidos con dichas consecuencias.

El lapso de tiempo de 1848 a 1867 se caracterizó por la unificación de territorios, como es el caso de Italia y de Alemania. En cada uno, lo anterior se logró con base en constantes batallas entre los estados que buscaban dicha unificación y las fuerzas opositoras (Austria por ejemplo) que trataron de impedir a toda costa tal situación, debido a que sus interese políticos y económicos se verían afectados.
A pesar de todo se logran estas unificaciones; por un lado Piamonte con Italia y Otto von Bismarck en el territorio alemán. Como consecuencia directa de estos sucesos, se tiene que comienza a surgir la idea de nacionalismo.

Por el lado cultural, surge el movimiento intelectual conocido como romanticismo. Este grupo de pensadores, desilusionados de los resultados de las revoluciones, imaginaban un conjunto de políticas sociales aplicables a Europa, con el fin de mantener la estabilidad, un tanto utópicas; buscaban escapar de su realidad.
La importancia de conocer el desarrollo de los procesos políticos, económicos, sociales, y culturales del continente Europeo, y las repercusiones de este, para el nuevo mundo, radica en el hecho de que a partir de las constantes pugnas surgen ideas liberales y conservadoras; así mismo surge la idea del nacionalismo y como consecuencias la unificación y consolidación de algunos territorios.
En la actualidad estos movimientos se reflejan el hecho de que las pugnas de los trabajadores, de industrias, hacia sus patrones, provocó la creación de los inicios de los sindicatos; y las ideas nacionalistas son las causantes de la unificación de territorios y a partir de esto, la creación de estados.

Bibliografía
Bruun, Greoffrey. La Europa del siglo XIX (1815-1914). México: FCE, 1959.

No hay comentarios:

Publicar un comentario