jueves, 9 de febrero de 2012

Rivera Reyes Dulce María. La Europa en el Siglo XVIII

Rivera Reyes Dulce María 0005
3/febrero/2012

La Europa del siglo XVIII (1713-1789)

Durante el siglo XVIII, en Europa se llevó a cabo un movimiento intelectual conocido como la Ilustración o Siglo de las luces por lo que esta época es fundamental para comprender el mundo actual. Muchos de los acontecimientos políticos, económicos, sociales además de culturales fueron de gran importancia debido a la influencia que han ejercido hasta la actualidad.
En el siglo XVIII se lleva a cabo una recuperación económica así como también una explosión demográfica donde la época se caracteriza por la presencia de transformaciones de gran índole en los ámbitos políticos, económicos y sociales. En el campo filosófico es el llamado siglo del empirismo y la ilustración en donde se introducen cambios fundamentales que modifican la economía europea.
La burguesía será la que juegue un papel fundamental en este siglo ya que se enfrenta al sistema del antiguo régimen basado en el absolutismo y los privilegios de la nobleza y del clero.
Así como en el siglo XVII Francia estableció su predominio y en el XVI fue el auge de España, en el siglo XVIII comenzó el predominio político inglés mediante el llamado equilibrio europeo. Éste era un sistema político del naciente imperialismo británico donde Inglaterra eliminaba a cualquier rival amenazante del continente enfrentándolo mientras que una flota se imponía en el océano y las tropas conquistaban el mundo colonial.
Predominan las monarquías absolutas en gran parte de Europa. Casos excepcionales como gran Bretaña en la que existía una monarquía parlamentaria, Suiza y Venecia así como las provincias unidas con sistemas republicanos y Polonia con una monarquía colectiva.
El ambiente de libertad política, diversidad religiosa y prosperidad económica de la burguesía imperante en Inglaterra y Holanda pues era el más adecuado para el triunfo del pensamiento ilustrado. Sin embargo, fue en Francia donde la interpretación del empirismo inglés por los racionalistas continuadores de Descartes produjo el movimiento de la Ilustración.
La Ilustración se dio principalmente en Inglaterra, Francia y Alemania basada en la absoluta confianza que la razón puede resolver todos los problemas humanos, tanto de índole político, social como religioso. “Sólo una pequeña minoría educada entendía en realidad que las sociedades son obras del hombre y no de Dios. Solamente entre esa minoría existía la creencia de que era posible un cambio social radical.”[1]
En cuanto a la economía, Europa pasaba por una crisis entre 1720 y 1780 que posteriormente logró superar gracias al período de desarrollo en el que entró además de la influencia que ejercieron los metales preciosos procedentes de América ya que, al descubrirse nuevas minas de oro, reactivaron la economía al llegar al continente.
Otro factor importante en la economía fue la prosperidad de la agricultura y la industria. El campesino recolectaba escaza cosecha y de ella, debía entregar una porción a la iglesia como pago de los diezmos, otra la entregaba al noble que era propietario de la tierra y una última tercera parte debía ofrecerla al rey como pago de impuestos y, como consecuencia, lo que destinaba al consumo individual era mínimo.
Por lo tanto, el campesino no podía vender sino únicamente consumir lo que producía por ende poseía ingresos casi nulos, debido al bajo rendimiento de las cosechas, y el nivel de vida era muy bajo. “Por doquier, la propiedad de tierras confería, en diversos grados, poder social y político.”[2]
La economía permanece fundamentalmente agrícola, un porcentaje elevado de la población residía en el campo pero en países como Inglaterra, algunas zonas de Francia e Italia y Países Bajos, se produce una auténtica revolución agrícola. Como factores de ésta revolución, entre otros, se encuentran la introducción de nuevas técnicas agrarias y la mejora de herramientas.
Sin embargo, en Prusia, Austria y Rusia, la agricultura se mantiene atrasada como consecuencia del feudalismo.
Posteriormente la situación de Europa cambia gracias a la introducción de nuevas plantas productivas, como el maíz, así como la adquisición de herramientas más modernas para el cultivo que propician un aumento en las cosechas.
Por primera vez durante el siglo XVIII, el campesino europeo, después de pagar a la Iglesia, al noble y al rey, permanece con dinero sobrante que a su vez eleva su nivel de vida. El aumento del poder adquisitivo del campesinado posibilitó un mayor consumo e impulsó el desarrollo de la industria textil y del hierro. Terminan las grandes hambres y epidemias de peste características del siglo XVII.
A finales del siglo, en Inglaterra se inicia la Revolución Industrial como la consecuencia del descubrimiento de la maquina de vapor y su aplicación al terreno productivo, sin embargo, la industria seguirá ocupando un lugar secundario con respecto a la agricultura incluso en Inglaterra.
“La Revolución Industrial fue verdaderamente revolucionaria. Significó el asalto de un nivel de organización económica y de un sistema de producción a otro indudablemente más alto. Fue la más repentina e importante ruptura con el pasado que haya hecho nunca la humanidad.”[3]
Un elemento decisivo como inicio de revoluciones liberales es el sistema de limitación de la propiedad. Por ejemplo, el acceso a la propiedad de la tierra estaba regulado de tal manera que sólo una pequeña parte de ésta estaba a disposición del mercado y el resto de la propiedad únicamente a la nobleza, cuyo sistema de herencia tendía a la concentración de las tierras y de la iglesia.
Por otro lado los gremios controlaban no solo los precios y la calidad de los productos de fabricación artesanal, sino también la propiedad de los talles e incluso el tipo de productos de fabricación artesanal.
La base del poder de la nobleza era el poder económico debido a la posesión de tierras sin embargo, éste comienza a decaer frente a la burguesía dominante del comercio e industria. Para evitarlo, la nobleza intenta cerrar el paso de la burguesía a los altos cargos del estado y afianza la servidumbre del campesinado lo que posteriormente acarreara un malestar creciente que estallará con la Revolución Francesa en 1789. En 1776 los Estados Unidos de América se declara independiente de Gran Bretaña y en 1787 proclama su constitución.
“Además de sus grandes poderes económicos y administrativos, los nobles gozaban, en diversos grados, de privilegios y de exenciones en casi todas las partes de Europa.”[4]
Otra característica del siglo XVIII es que el absolutismo monárquico alcanza en toda Europa su mayor fuerza y esplendor. Es en este siglo, donde la burguesía se opone a la monarquía absoluta, pues aquella, que ya tenía el poder económico, aspira a alcanzar el poder político monopolizado por la nobleza.
El parlamentarismo inglés, la constitución americana y la Revolución Francesa, con la declaración de los derechos del hombre y del ciudadano serán los puntos de partida para la organización moderna de la sociedad, en sistemas democráticos liberales que irán liquidando paulatinamente el antiguo régimen.
“En la mayor parte de Europa, todavía vivían los hombres en un mundo económico y social dominado por el pasado. Estaban cambiando. Pero aún después del cataclismo de la Revolución Francesa, los cambios fueron lentos en la mayor parte del continente, antes de 1789 eran aún más lentos e imperceptibles para muchos europeos.”[5]

Bibliografía

M.S. Anderson (1995) La Europa del Siglo XVIII (1713-1789), Fondo de Cultura Económica., pp. 245
[1] M.S. Anderson (1995) La Europa del Siglo XVIII (1713-1789), Fondo de Cultura Económica., pp. 75
[2] M.S. Anderson (1995) La Europa del Siglo XVIII (1713-1789), Fondo de Cultura Económica., pp. 83
[3]M.S. Anderson (1995) La Europa del Siglo XVIII (1713-1789), Fondo de Cultura Económica., pp. 104
[4] M.S. Anderson (1995) La Europa del Siglo XVIII (1713-1789), Fondo de Cultura Económica., pp. 85
[5] M.S. Anderson (1995) La Europa del Siglo XVIII (1713-1789), Fondo de Cultura Económica., pp. 131

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