jueves, 16 de febrero de 2012

La Europa del siglo XIX. Rodriguez Mendoza Marlene

Rodríguez Mendoza Marlene
17 de febrero de 2012
La Europa del siglo XIX



La gran expansión europea se dio durante el siglo XIX, fue una época en la que se gobernaba por plena herencia imperial y la hegemonía se expandió hacia todos los continentes. De igual manera, en otros continentes se dio una gran inversión lucrativa lo que daba como resultado riquezas y comodidades.


El aumento de la población europea modificó el equilibrio demográfico, por lo que el gobierno tuvo que buscar una manera en la que disminuyera la tasa de natalidad al igual que la de mortalidad, ya que la población moría muy joven.


Los factores importantes durante este siglo fueron el político, naval y económico, sin embargo, no hubo guerras ya que, en el pasado siglo XVIII, se habían generado en gran cantidad. El siglo XIX se caracteriza por ser el siglo del poder, estabilidad y expansión en Europa.


Las máquinas rebasaron los fines de sus constructores, la producción de las máquinas era dinámica y expansiva. Los constructores buscaban producir artículos baratos, sin embargo, el mercado se hizo más grande, las empresas entraron en competencia y fue así como la maquinaria industrial se convirtió en un instrumento indispensable para obtener el poderío.


Sólo las naciones que contaban con un sistema fabril bien desarrollado podía formar parte de las grandes potencias, entre ellas se encontraba Inglaterra, Alemania y Estados Unidos, que eran las superpotencias del mundo.


Para 1880 ya no sólo era importante la posesión de maquinaria, sino también su fabricación y exportación, lo que generó una rivalidad en los estados europeos ya que la producción de telas y metales eran las ramas más fuertes del comercio.


Las personas que tenían dinero que podían prestar, lo colocaron en manos de corredores de bolsa, e ignoraban el bien o el mal que causaban sus inversiones, ya que lo único que les importaba era aumentar su capital. Sus ganancias crecían a base de la explotación de tierras vírgenes y del hecho de jugar con vidas de sus empleados y con el oro. De igual manera los inversionistas buscaban terminar con la industria familiar (donde la propiedad y gerencia de la empresa era regido por la misma familia).


Durante el siglo XIX aproximadamente la mitad de la población ya vivía en las ciudades, pues la industria fabril les traía grandes beneficios. L a ciudad moderna se expandió por completo por lo que esencialmente se convirtió en dinámica, acumulativa y expansiva.

El número de empresas se vio disminuido pero las que se encontraban en función eran más grandes por lo que, daban empleo a un mayor número de empleados. Se fomentó la eficacia, multiplicó la producción y rebajó los costos.

Al desarrollarse los sindicatos, el trabajo dejó de ser una “mercancía” en el mundo de la industria. Los trabajadores exigían mayor parte de las ganancias, igualdad política y económica, y de no conseguirlo amenazaban con irse a huelga.

A finales del siglo XIX los obreros mejoraron su condición, hubo constante difusión por los niveles bajos de la sociedad europea, de los ideales democráticos, libertad de pensamiento y de acción, oportunidades educativas y económicas y representación política.

Así pues, Alemania fue la primera gran potencia que creó un “experimento” de la seguridad social, por lo que, en 1883 Reichtag aprobó una Ley del seguro de salud, en 1884 se promulgó una ley del seguro contra accidentes y en 1889 fue promulgada una ley del seguro contra la ancianidad y la invalidez.


El estado invirtió una gran cantidad de dinero en el pago de éstas, pero al verse beneficiados la mayoría de los habitantes, otra naciones decidieron promulgar leyes similares, por lo que, Austria- Hungría, Dinamarca, Noruega, Bélgica, Suiza, Italia y Francia se unieron a las leyes de seguro. De igual forma hacia 1897 se promulgó una ley para la jornada de 8 horas y en 1898 una sobre pensiones por ancianidad.


El continente europeo discute por conquistar África, y promete a los habitantes del mismo, un mejor gobierno y la supresión de la esclavitud. Europa contrajo una “fiebre africana” ya que a través de ciertas notas descubrieron que en África existían grandes desiertos, diamantes y ricas minas de oro, por lo que al ser el continente el africano el último por conquistar, el ambiente entre naciones europeas era tenso.


Inglaterra, Francia, Alemania, Italia, Bélgica, Portugal y España entraron en posesión de los territorios africanos, teniendo Francia la mayor parte del territorio conquistado.


Europa en el siglo XIX se vio en una etapa de grandes progresos en los que se ven destacados:

· Los puentes de Forth y Brooklyn, la torre Eiffel y los primeros rascacielos de Chicago y Nueva York (se terminaron en 1880).
· Revolucionó la máquina de vapor y elevó la energía disponible para los generadores eléctricos.
· La ciencia produjo avances en el campo de la radioactividad
· Se transmitieron los primeros mensajes a base de la telegrafía sin hilos a través de ondas hertzianas.


El pensamiento europeo aún era dominado por normas renacentistas. La imposición de la literatura clásica provocó que la educación fuera parte de la cultura literaria que forjó la mente europea en el molde de una cultura tipográfica.

El progreso de la educación se dio en el siglo XIX la capacidad de leer y escribir creció, lo que provocó la disminución de analfabetas. La mayoría de los gobiernos europeos tomaron disposiciones para crear escuelas públicas gratuitas de enseñanza primaria ya a finales del siglo.

El número de lectores creció impresionantemente por lo que el número de periódicos se duplicó entre 1880 y 1900, por lo que se redujeron los costos y se multiplicó la circulación. El derecho a escribir y a hablar libremente en materia de asuntos públicos se convirtió en un principio cardinal de la fe democrática.


“Las ideas son armas” y la propagación de ideas como las de Marx y de Nietzsche fueron anuncios de tempestad. Se acercaba una era de profundos trastornos sociales. La riqueza, la población, los niveles de vida, la educación popular y la sabiduría pública habían conseguido avances extraordinarios durante este siglo.


· Bibliografía
Geoffrey Bruun (1964) La Europa del siglo XIX, México, Fondo de Cultura Económica, p.240



No hay comentarios:

Publicar un comentario