jueves, 16 de febrero de 2012

La Europa del Siglo XIX (Ibarra Jacobo Atzin), geopolítica y comunicación.

Nombre: Ibarra Jacobo Atzin

Geopolítica y comunicación

La Europa del Siglo del XIX

La llegada de un nuevo siglo y de una etapa, después de la experiencia del Siglo XVIII, había sembrado esperanzas en la Europa continental, tan sólo el pensar en un nueva oportunidad de cambio, despertó en sus países y pobladores el deseo de crecimiento, desarrollo, seguridad, nuevo conocimiento y por supuesto; Paz.

Europa y sus habitantes estaban cansados, hartos de una siglo pasado repleto de guerras entre sus imperios, de los tratados, de la traición. De un común denominador de destrucción, conquista y adquisición de territorio.

Y es que la necesidad de cambio, que tanto imploraba Europa, estaba por venir…

La llegada del XIX traía la opción de intercambiar las ansias de control y poder de parte de los imperios, (aprendidas en el XVIII), para convertirlas en acciones emprendedoras que traerían consigo un crecimiento y renovación del sistema económico, político y social europeo.

Pero como todo proceso de crecimiento, todo sucedería poco a poco. Cada suceso le daría la pauta de entrada a otro mejor que complementaría al primero.

Creando una especie de plataforma entre todos los integrantes del continente, que sustentaría posteriormente a sus potencias, países y ciudadanos de la llegada de un futuro incierto.

Es importante terminar esta introducción, con un dato imprescindible para la comprensión de lo posterior, y es que, los imperios europeos con mayor relevancia en este siglo, se nombraban como; el Imperio Inglés, el Ruso, el Prusiano (Alemania) y finalmente el Belga.

La cicatriz más visible, por mencionar, lo más importante del comienzo del siglo XIX, se dio a partir de la expansión económica, fechada en 1850. Se trataba de la llegada de tiempos mejores, de una nueva oportunidad de suprimir a las clases oprimidas de defenderse ante la clase de los nobles o de la burguesía, la dueña y señora del poder tanto económico, como político y social.

Un crecimiento económico que no sólo beneficiaría al Imperio en riquezas (Capitalismo industrial), también, daba la oportunidad de que la población tuviera trabajo, en sus diferentes empresas o instituciones. Y si había trabajo, los pobladores tendrían recursos para sobrevivir y mantener a su familia.

Por lo que la tasa de demográfica aumentó un 4% anual, derrumbando al porcentaje de mortalidad establecido en años pasados. Las condiciones en cuanto a salubridad, habían mejorado. Al contar con la posibilidad de alimento, el pueblo europeo contaba con mayor esperanza de vida.

Esto significaba algo clave para la burguesía, para los dueños del poder. Y es que el pueblo podría producir más y por más tiempo a causa de una mayor esperanza de vida. Los patrones podrían aprovecharse de esto y someter más a la sociedad (obrera, al proletariado), creando una resistencia de más trabajo, a cambio de ganancias y desarrollo económico.

Desarrollo que no se hubiera expandido sin la alianza de la invención y creación de la nueva tecnología (el ferrocarril, la máquina de vapor y el telégrafo).

La revolución que produjo en los transportes y las comunicaciones la introducción del vapor y de la electricidad, dio un irresistible impulso a la expansión del Siglo XIX, al equiparla con nuevos nervios y tendones[1]

Esta época sería nombrada como “La edad científica” (1815-1900). Sus pensadores no se dejarían llevar por lo ya establecido, no sólo aceptarían el orden natural, también le agregarían al hombre como parte de éste.

El ser humano estaba introduciéndose en las ciencias de su entorno, a adquirir nuevos sentidos de percepción, pensando más allá de lo real. Creando utopías que serían el sustento de sus ideas. Como dice el autor “innovando el intelecto”.

“La invención de la invención”. Propuso una reorientación filosófica, un cambio fundamental en las actitudes y creencias del espíritu europeo moderno[2]

El romanticismo como movimiento cultural y político estaba a flote.

Como ejemplo de los fundadores de esta nueva corriente filosófica, mejor dicho, de una nueva forma de ser, se encontraba; Shakespeare, Edgar Allan Poe (literatura), Chopin, Beethoven y Wagner (en la música), Alfred de Musset (poesía), Balzac (Novela), Delcroix (pintura), por mencionar a algunos…

En la arquitectura se dio el resurgimiento de lo gótico.

La exageración, el misticismo, las perspectivas lúgubres y los sueños utópicos de los autores románticos intensificaron el espíritu general de ardiente aspiración a fines inalcanzables[3]

Y es que los gustos estaban cambiando, los románticos por fin podrían enfrentarse contra los clásicos.

En el aspecto político por ejemplo, el Absolutismo había reencarnado (en manos del imperio de Hasburgo, 1849). En los estados alemanes y austriacos, el Liberalismo, el Autoritarismo y el Nacionalismo, enfrentándose uno con otro en una especie de choque, lo que provocaría una disputa sobre el territorio.

En Prusia se buscaba la consolidación de un estado unido, “Prusia se fundaría en Alemania”[4]

Sin embargo en 1849 la unificación de Alemania, no se lograría aún.

E.U.A adquiriría su independencia, convirtiéndose en un Estado- Nación. Inglaterra, Francia y Bélgica serían dominantes en la forma política de Estado.

Sin embargo, a pesar del desarrollo ideológico que se estaba produciendo y el cambio de al Feudalismo al Capitalismo y de una Monarquía a la Democracia, pareciera que no hubiera producido un verdadero impulso e iniciativa de cambio de sistema en el pueblo.

En 1848 la Europa Continental tenía una mentalidad anti- revolucionista e irónicamente sobrevivía y era sometida por un despotismo y militarismo marcado.

Afortunadamente la Monarquía, como forma de sometimiento hacia el pueblo, había desaparecido del mapa. Ya era tiempo de que la ideología y el sistema europeo evolucionaran. El poder de la burguesía iba aumentando en demasía, al contario el poder de la aristocracia sobre sus propias tierras disminuía.

La propiedad privada estaba en manos del poder político (clase alta, nobles). No existía la posibilidad de una igualdad económica entre las clases sociales.

Es aquí donde unos desconocidos, salen a flote. Se hacían llamar; socialistas utópicos.

Comienza con Fourier (1772-1837): El plantea la organización de las comunidades individuales (Falansterios); comunismo agrario.

Claude Henri, Rouvroy y el Conde de Saint- Simon (1560-1825): Hacen una recreación de un nuevo sistema social, conformado por tres clases; Sacerdotes ( jefes morales, artistas y guardianes de la ley divina sansimoniana), Sabios (científicos, maestros y filósofos) e industriales( clase baja y la más numerosa, los empleados del sistema

La fundamental hendidura en la sociedad europea había dejado de ser, a mediados del siglo XIX, la distinción histórica de una aristocracia y un clero privilegiados y una gran masa de plebeyos sin privilegios[5]

Como es deducible en los métodos de reestructuración del sistema europeo, planteados en párrafos anteriores. La clase baja y el proletariado, en los dos casos resultaba la opción más sacrificada, la casi no tomada en cuenta.

Más sin embargo en 1867-1895, una especie de salvadores, Karl Marx y Friederich Engels, difunden su obra maestra, El manifiesto comunista (das capital). Un espectro que perturbo el sueño de Europa- como dice Bruun.

Después de 1848 los socialistas descubrirían que la nueva ideología planteada, había producido cambios en el sistema ortodoxo europeo. La clase alta, los que mandaban, se darían cuenta de que una bomba llamada socialismo, estaría tentada a ser prendida en cualquier momento. Por lo que el rápido mejoramiento de las condiciones económicas, se produjo en 1848.

Hay algunos hechos que también merecen ser mencionados, como, la guerra de Crimea, que claro, también tuvo puntos a favor del desarrollo europeo; la abolición de los piratas en las rutas marítimas y la creación de la Cruz Roja Internacional (1864).

Decidí enfocar este escrito en un tema, social y tanto de desarrollo intelectual, como económico y político

Ya que fueron estos, según mi instinto, los hechos que realmente le dieron forma y constitución al Siglo XIX. Aunque la historia, siempre toca los mismos puntos, quise retomarlos para una mejor comprensión y asociación de fechas, lugares y motivos.

En cuanto a la tesis planteada al inicio.

Resulta posible concientizar y reconocer que la plataforma que los imperios Europeos forjaron en su continente, con años de por medio, y entre fallas y aciertos, sirvió y la preparó para que siguiese con forma en el futuro.

Convirtiendo al continente Europeo en una potencia que sigue viva y coleando en el mundo actual.

Bibliografía:

Bruun, Geoffrey. La Europa del siglo XIX. México, Fondo de Cultura Económica, 2005.



[1] Geoffrey Bruun. La Europa del siglo XIX, P. 70

[2] Geoffrey Bruun. La Europa del siglo XIX, P. 72

[3] Ibíd., P. 77

[4] Ibíd., P. 85

[5] Geoffrey Bruun. La Europa del siglo XIX, P.93

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