lunes, 6 de febrero de 2012

LA EUROPA DEL SIGLO XVIII (1713-1789). CAPÍTULOS 1,2 Y 3.

Roldán Ayala Jael Sarahí
7 de febrero
LA EUROPA DEL SIGLO XVIII (1713-1789). Capítulos 1, 2 y 3

Al leer el título de la obra de M.S. Anderson: La Europa del siglo XVIII (1713 -1789), pudieran surgir cuestiones tan importantes como ¿por qué estudiar a Europa? y ¿por qué en esos años?

La respuesta se da cuando se sabe que es en ese período de tiempo, el siglo XVIII, cuando emerge un cambio desde Inglaterra (promovido sobre todo por la burguesía), sí, un cambio fundamental para comprender el mundo moderno ya que muchos de los acontecimientos políticos, sociales, económicos, culturales e intelectuales de ese siglo se han extendido hasta la actualidad. Este acontecimiento es conocido como la Ilustración o Siglo de las Luces.

El siglo XVIII, según lo declara el calendario gregoriano vigente, comprende los años 1701-1800, ambos incluidos de la era cristiana. En la historia occidental, el siglo XVIII también es llamado Siglo de las Luces debido al movimiento intelectual denominado “Ilustración”.

De hecho, para la historia occidental, es el último de los siglos de la Edad Moderna y el primero de la Edad Contemporánea. Lo anterior es posible a que se toman ciertos años como los divisores entre las dos épocas. Entre ellos, el desarrollo de la máquina de vapor en el año 1705, la independencia de Estados Unidos en 1776 o 1789 con la Revolución Francesa.

Claro está, la Europa del siglo XVIII no estuvo carente de conflictos por lo que la reafirmación del poder de la razón humana, cobra más relevancia frente a la fe y la superstición fomentada por el nombrado Siglo de las Luces. Y son precisamente esos conflictos, los que se mencionan en los primeros capítulos de la obra de M.S. Anderson, La Europa del siglo XVIII (1713-1789).

En su conjunto, la Ilustración superaría la crisis económica que caracterizaba a Europa en el siglo XVII. Sí, entre 1720 y 1780 aproximadamente, la economía europea entró en período de desarrollo gracias a causas como la obtención de metales preciosos procedentes de América (pues se descubrieron minas de oro en Brasil). También a que la prosperidad de la agricultura y la industria aumentaba.

Y es que no hay que olvidar que el campesino del siglo XVII tenía la obligación de repartir su cosecha en tres porciones: a la Iglesia como pago de diezmo, al noble por ser propietario de la tierra y al rey como pago de impuestos. La sobra, era suya. En otras palabras, el campesino europeo apenas tenía ingresos, su nivel de vida era muy bajo y no podía vender su cosecha sino sólo consumirla.

Sin embargo, por primera vez el campesino europeo del siglo XVIII logra que después de la repartición le quede para él más cosecha y así mejore su estilo de vida. Lo anterior debido a que en este siglo el cambio climático es más favorable y además se introducen nuevas plantas productivas, como el maíz.

Y claro, no se puede dejar de lado en esta lista de “conflictos” a un elemento muy importante: la política. Pues será en este siglo XVIII cuando la burguesía se enfrente al “Antiguo Régimen” concentrado en el absolutismo y a los privilegios de la nobleza y el clero, elaborando una nueva cultura, la ya mencionada, la Ilustración.

De esta forma, las antiguas estructuras sociales, basadas en el feudalismo y el vasallaje, a lo largo de los años 1713-1789 serán cuestionadas al tiempo en que, en Inglaterra, de inicio la Revolución Industrial y el despegue económico de Europa.


Bibliografía:

* M.S. Anderson, (1996), La Europa en el siglo XVIII (1713-1789), México, editorial Fondo de Cultura Económica, pp. 7-131


* Munck, Thomas (2001). Historia social de la Ilustración. Editorial Crítica.


*León, Virginia (1989). La Europa Ilustrada, España, edit. Istmo, pp. 13-21.

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