jueves, 2 de febrero de 2012

La Europa del siglo XVIII (1713-1789)

Díaz Robles Maritza
03/Febrero/2012
La Europa del siglo XVIII (Capítulos 1, 2 y 3)

Como se sabe, en el siglo XVII en el continente europeo, Inglaterra llevó a cabo la construcción de un imperio compuesto por territorios de América, Asia, África y Europa. En cuanto a los asuntos internos, algunos monarcas intentaron implantar el absolutismo, pero sus propósitos no pudieron prosperar. El parlamento, por su parte, venció a dichos monarcas y se encargó de promover la instauración de una monarquía constitucional.

Por lo tanto, en la zona de Europa occidental y en Rusia, los monarcas absolutistas consolidaron su poder, mientras que Holanda se independizó de España y adoptó un régimen constitucional; los Estados germánicos, Austria y el Imperio ruso ampliaron sus territorios; Francia era la vencedora en la Guerra de treinta años, lo que disputó a Inglaterra el predominio en Europa.

Durante el reinado de Luis XIV, los ejércitos franceses obtuvieron sucesivas victorias militares y, lo que se obtuvo como resultado fue la decadencia de España debido a las continuas derrotas.
Cabe mencionar que, respecto al texto La Europa del siglo XVIII, es importante conocer el concepto de Geopolítica, “la Ciencia que pretende fundar la política nacional o internacional en el estudio sistemático de los factores geográficos, económicos, raciales, sociales, ideológicos, culturales y religiosos”[1]

M.S. Anderson menciona que “En 1713, el perímetro de Europa estaba ocupado por estados relativamente poderosos, muchos de los cuales estaban haciéndose más poderosos. Su centro, por otro lado, seguía siendo una zona de división y debilidad políticas, tal como lo había sido durante siglos. Francia, al oeste, seguía siendo sin duda el Estado europeo más importante a pesar de sus derrotas en la Guerra de Sucesión Española”[2], esto quiere decir que en Europa de 1713, Francia gozaba de un dominio sobre los demás países europeos, mas las debilidades no se hicieron esperar: la maquinaria empleada y la falta de una moneda nacional, hacían que el sistema fuera deficiente.

Como ya se mencionó anteriormente, el dominio de Francia fue esencialmente por la decadencia de su principal enemigo, España y, ésta última sólo trajo como consecuencia ser el objetivo de conquista tanto de Francia como de Gran Bretaña.

Es importante resaltar la característica del Estado absolutista, que fue una instauración de la monarquía centralizada donde el rey era el jefe supremo del Estado y era el único que ejercía el poder en forma personal sin rendir cuentas al Parlamento o al pueblo. Por ello, y con el fin de fortalecer la autoridad, los reyes organizaron ejércitos para someter a los nobles, campesinos y reinos enemigos.

Asimismo, el absolutismo en Francia sobresale por Luis XIV, quien llevó al extremo la concepción del régimen absolutista y a quien se le atribuye la frase “El Estado soy yo”[3].

Gran Bretaña se caracterizaba por tener un rápido desarrollo como país, así como también su economía y el sistema bancario. Holanda, competencia comercial de Inglaterra, entró en decadencia tal como ocurrió con España. Finalmente, Rusia se identificaba porque era una de las potencias europeas que, a pesar de ser un país pobre y subdesarrollado, gracias a Pedro I se pudo salir adelante, pues fomentó el desarrollo industrial.

A pesar de que parte de Europa (sud-oriental) estuviera bajo dominio del Imperio Otomano, no podía evitar su decadencia mas, los Habsburgo de Austria habían reconquistado a los turcos y, en consecuencia, el Imperio Otomano se debilitó.

Por otro lado, respecto a la Guerra de Treinta años -en la segunda mitad del siglo XVI-, Holanda se sublevó contra el dominio español, quien poseía gran territorio y era considerada una de las primeras potencias mundiales. Poco después, debido a que la Corona Española estaba en manos de los Habsburgo y estaba en creciente poderío, provocó que los franceses se opusieran a la Corona.

En consecuencia, la monarquía francesa promovió la formación de alianzas militares (reinos protestantes alemanes, Francia, Dinamarca y Suecia) para enfrentar a la Casa de los Habsburgo (España, Austria y reinos católicos). La guerra entre reinos protestantes y reinos católicos indujeron dos hechos que harían debilitar la Casa de los Habsburgo: “la tregua de doce años entre España y los países Bajos (Holanda) llegó a su fin y la lucha entre ellos continuó. En 1640, los portugueses, que no aceptaban la dominación española, se sublevaron con el apoyo de Inglaterra y Francia, recobrando así su independencia.”[4]

A causa de las derrotas continuas por parte de la Casa de los Habsburgo, no tuvieron otra opción que solicitar el fin de la guerra. “En 1648 se firmó la Paz de Westfalia, en donde España reconoció la independencia de los Países Bajos y perdió sus posesiones europeas”, mas la guerra no terminó del todo, ya que España y Francia siguieron en guerra hasta que el ejército francés venció al español firmando un tratado más, Paz de los Pirineos, que marcó el fin del predominio español en Europa. La victoria de Francia sobre España, convertiría al país en primera potencia militar.


En el periodo de 1713-1740 y como menciona M.S. Anderson “es un periodo de gran complejidad, y aun de confusión, en las relaciones internacionales en Europa. Se concentraron y deshicieron alianzas, y tanto relaciones fraternales como enemistades de poca monta se acrecentaron y desvanecieron entre las potencias, con una rapidez difícil de igualar en cualquier otra época de la historia moderna”. [5]

Esto quiere decir, que estados de Europa se enfrentaron al dominio francés, mientras que Gran Bretaña estaba a aliada con la Casa de los Habsburgo -con España-, y en consecuencia en una guerra contra Francia y ésta alcanzaba su poderío en lugares de Norteamérica como Canadá, aunque poco después llegara a su fin.

Hacia finales del siglo XIX, Gran Bretaña obtuvo no solamente logros coloniales, sino también económicos, militares e industriales que la colocarían en la cúspide de las potencias mundiales.
La sociedad y vida económica de Europa eran de forma tradicional, es decir, aún seguían basando sus explicaciones religiosas antes que en pensar que eran resultados por el trabajo del hombre y, era el resultado de vivir en una sociedad conservadora que no aceptaba la idea de que todos los ciudadanos eran iguales ante las leyes del Estado.

En cambio, era común que la sociedad europea se seguía rigiendo por los privilegios hereditarios o de la nobleza. El desarrollo social avanzaba lentamente, mientras que en las ideas económicas ocurría todo lo contrario: se desarrolló el mercantilismo, donde “todos suponían que el poder político y el económico necesariamente eran independientes, y que los estados siempre debían competir entre sí por mercados y recursos económicos. Todos tendían a subrayar la importancia del consumo y a olvidar los de la distribución”. [6]

Cabe mencionar que el mercantilismo distaba mucho del liberalismo, el mercantilismo era un conjunto de ideas y practicas económicas -de los Estados absolutistas- de la época de transformación del feudalismo al capitalismo, mientras que el liberalismo -doctrina económica burguesa- surgió durante la Revolución Industrial.
Asimismo, el mercantilismo apoyaba la intervención del Estado en la economía, mientras que el liberalismo afirmaba que el Estado no debía intervenir en la economía, por ello era necesario proclamar el libre comercio y la libre competencia.

Así como el mercantilismo que abarcó la mayor parte de Europa y el liberalismo de la Gran Bretaña, en Francia surgió la fisiocracia: término que en lengua griega significa ‘Gobierno de la Naturaleza’ es una corriente de pensamiento que iba en contra de las ideas económicas mercantilistas”[7] y su fundamento radicaba en el valor de la tierra y las actividades como la agricultura y la minería. A su vez, el comercio no debía ser sometido a reglamentos que pudieran obstaculizarlo y, de acuerdo al lineamiento de un “orden natural” la participación de las personas en las actividades económicas era de suma importancia.

Este tipo de pensamiento benefició el desarrollo de la Economía que se desarrollaba en beneficio de la sociedad, más el predominio de la agricultura y minería, el bajo presupuesto y otras deficiencias impidieron el progreso de Europa lo que más tarde -junto con el lento avance de los países- traería como consecuencia el estallido de la Revolución Francesa.

[1] Diccionario RAE (2012) Definición de Geopolítica, (2 de febrero, 2012). para entender la estructura y el desarrollo político que se efectuó en Europa.

[2] Anderson, M.S. (1996) La Europa del siglo XVIII (1713-1789), México, FCE, pp. 7. ,

[3] Nieto López J. de Jesús, et. al. (2003) Historia 3, México, Santillana, pp.21.

[4] Nieto López J. de Jesús, et. al. Op. cit., pp.23.

[5] Anderson, M.S. Op. cit., pp 34.

[6]Nieto López J. de Jesús, et. al. Op. cit., pp. 128.

[7] Anderson, M.S. Op. cit., pp. 47


Bibliografía:
• Anderson, M.S. (1996) La Europa del siglo XVIII (1713-1789), México, FCE, 245p.
• Nieto López J. de Jesús, et. al. (2003) Historia 3, México, Santillana, 264p.
• Diccionario RAE (2012) Definición de Geopolítica, (2 de febrero, 2012).

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