lunes, 6 de febrero de 2012

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Ortiz Pérez Ma.
Fernanda
7 de febrero de 2012
La Europa del siglo
XVIII

El convenio de paz en los
años de 1713 a 1714 para poner fin a la Guerra de Sucesión Española, es una
línea divisoria en la historia de la Europa occidental. Francia a pesar de la
derrota de esta guerra sigue siendo una gran potencia. A partir de 1713 los
defectos en el gobierno y la economía de esta gran potencia se hacen presentes
e imposibles de solucionar durante XVIII.
España durante el siglo XVII
durante el periodo de 1660 a 1690 deja de ser un país influyente e importante,
pues su economía cae. Mientras que Francia se hace mucho más fuerte. Con el
tratado de 1713 España pierde su poderío en
Europa, pero ahora es más firme en su economía y en lo político, por lo
que todavía se le consideraba una potencia a pesar de su escasa población de 8
millones.
Durante el siglo XVIII las
tres potencias en la Europa occidental eran: Francia, España y a ellas se unía
Gran Bretaña. El desarrollo de esta última potencia era el más avanzado de las tres potencias, pero
políticamente se le consideraba inestable: “la guerra civil del siglo XVII y la
revolución de 1680 le dieron fama de rebelde y de difícil de gobernar”[1] esto se llegó a confirmar
ante las amenazas que recibieron Jorge I y Jorge II de parte de lo jacobinos.
Para 1713 Inglaterra poseía fuentes de energía que no tenían otros países.
Durante el siglo XVII había
sido la mayor potencia naval del mundo, lo cual le ayudaría mucho en su
posesión europea. El título de “potencia naval” la obtuvo “en la expansión de
su comercio de ultramar y, por
consiguiente, en la de todas su economía durante el siglo XVIII. Fue el
cimiento de su grande y creciente imperio colonial”[2].Gracias a que era una
potencia marítima, tenía una gran ventaja para evitar una invasión.
Pero este país no sólo era
una potencia naval si no también una potencia financiera. Al ser una potencia
en este rubro desarrolló una gran innovación fiscal, logrando un crecimiento en
el país y en el exterior. Como consecuencia la confianza de los inversionistas
creció. Fue sorprendente como un país como este, con su tamaño, población,
historia y ubicación geográfica haya obtenido un puesto como ese.
El gran rival de Gran
Bretaña era la República Holandesa en los aspectos comercial y naval, esto fue
durante la segunda mitad del siglo XVII, mientras que durante el siglo XVIII entro
en una decadencia.
La República Holandesa era
una federación conformada por siete repúblicas soberanas, las cuales tenía una
estructura política muy compleja y descentralizada. Su desunión “se acrecentaba
por la enemistad, potencialmente muy aguda entre las tendencias monárquicas
encarnadas por la casa de Orange (la familia de Guillermo el Taciturno…) y las
fuerzas republicanas representadas por
el partido urbano de Ámsterdam[3]”.
La muerte de Guillermo III en
1702 fue el principio del dominio republicano, que llevo a “la decadencia de la
influencia internacional de lo holandeses”[4], pero sólo la influencia
económica también estaba en decadencia, seguía “siendo el mayor
centro europeo de los negocios
financieros pero su industria y comercio estaba en decadencia, lenta pero
inevitable, cuando menos en comparación a otras partes de la Europa occidental
, y su poderío naval era definitivamente inferior al de la Gran Bretaña”[5]
En el sur-oriental y centro-oriental, había países con poderío
pero eran de “reciente creación”, pobres, dominados por consideraciones, con necesidades
militares y con estructuras sociales diferentes.
En el oriente de Europa,
Rusia era de las potencias más importantes, una potencia alarmante, inesperada
y recién llegada; por lo cual hasta fines del siglo XVII todavía no era considerada por varios gobiernos
europeos. Para el siglo XVIII ya estaba en vías de convertirse en una gran
potencia europea. Gracias a la labor
hecha a principios de este siglo por de Pedro I, conocido como Pedro el Grande.
La derrota del ejército
sueco, tras la guerra que se sometió a Rusia en 1700 durante una década, logró
que Europa reconociera a la nueva gran fuerza política que formaba éste.
Como consecuencia del
triunfo político Pedro adopto una posición
dominante en Polonia e influencia en Alemania y en el Báltico.
Fue entonces que Rusia se
volvió objeto de interés y hasta de miedo en la Europa central y gran parte de la Europa Occidental. En 1721 Rusia
recibió a Estonia, Livonia y parte de Karelia “estableciéndose así firmemente
como una potencia báltica”[6].
Existían importantes
limitaciones al poderío de Rusia. “Era un país pobre, subdesarrollado,
desesperadamente falto de capital y de mano obra capacitada y con comunicación
internas muy inadecuadas.”[7] Como consecuencia de todos
los esfuerzos hechos por Pedro para fomentar el crecimiento había
tenido poco éxito, teniendo como
excepción la industria del hierro y cobre. Una consecuencia aún más grave fue
resultado más o menos indirectos de un sistema de reclutamiento militar y del
impuesto personal, aprobado en 1718, provocó una consolidación y extensión de
la servidumbre ya establecida como estado legal de Rusia “lo cual habría de
acarrear grandes e infortunados resultados en el futuro desarrollo de país”[8]. Pero esto no fue lo único
pues los perjuicios y tradiciones religiosas de Rusia todavía eran a principio
del siglo XVIII extremadamente hostiles al crecimiento de las influencias
occidentales a toda idea de entender los
contactos con Europa
Con Pedro Rusia tuvo
innovaciones “fortalecimiento del ejército, y lo que implicaba, la creación de
la marina; introducción de métodos administrativos, en europeos (principalmente
la creación, en 1718-1719, de los colegios o comités administrativos que habían
de dirigir los principales departamentos del gobierno) y todas fueron sumamente
mal recibidas por los conservadores religiosos”[9].
La segunda década del siglo
XVIII el prestigio de Rusia era de otro nivel, pues poseía un gran ejército y
una marina que crecía rápidamente, desarrollo la capacidad de negociar en
términos de igualdad con cualquier
gobernante.
En el sud-oriental el poder lo
poseía el Imperio Otomano, pero entrado en una decadencia, pues a finales del
siglo XVII, los Habsburgos de Austria
reconquistaron a los turcos, desatando la guerra austo-turca en 1716
tomando Belgrado, la paz llegó dos años después en Passarowitz* y con una ella se adquirió la mayoría de Serbia y
una parte de Valquia. Con esto se daba la impresión de que pronto los Balcanes estarían
bajo el dominio de los austriacos. La situación económica también iba en declive y se debilitaba
rápidamente pues esta se basaba en la industria de artesanías primitivas. En
términos de comercio era el principal proveedor de materias primas y como toque
final su población disminuía. Su ejército se negaba a cualquier clase de
“actualización”. La política era
difíciles en los “buenos tiempos” y en este declive se veía amenazada al
disminuir la efectividad del gobierno central.
La Europa central (la Alta y
la Baja Austria, Estiria, Carintia, el Tirol, Bohemia, Moravia, Silesia y el
Reino de Hungría) estaba bajo la monarquía de los Habsburgos, quienes se
sumaban a la lista de los que no estaba listo para el crecimiento, pero éste
probablemente no estaba listo ni siquiera para la supervivencia, pues no
integraba un Estado ya que era imposible que pudiera sostenerse y que pudiera
llegar a ser un Estado.
1713-1740
Francia a pesar de ser
inherente era el Estado europeo más
grande, y dejó de ser un peligro para el equilibrio del poder. En 1723 después
del tratado de Utrecht Francia seria un factor pacífico y conservador.
Para Rusia y Prusia, países con
un potencial importante para poder expandirse de manera rápida y energética,
guardaban una “actitud” conservadora ante la cuestión internacional.
A partir de 1710 Pedro el
grande después de haber conquistado de
Suecia a Estonia y Livonia, pretendía obligar a Carlos XII a aceptar la pérdida
y terminar con la Gran Guerra del Norte con las condiciones de Rusia. Vinieron
tiempos donde el único propósito del Zar era consolidar el imperio.
Después de esto la influencia de Rusia
creció, sobre todo para la Alemania del Norte, pero la política de Pedro
en 1716 fue de cero agresividad.
Los suecos se negaban a
aceptar que el Imperio Báltico se había terminado y las esperanzas de obtener ayuda
tanto británica como hannoveriana eran nulas, tiene de consecuencia la prolongación
de la Gran Guerra del Norte.
Para el último periodo del
gobierno de Pedro y tras haber firmado el convenio de paz de Nystad él se
deslindó de los asuntos de Europa. En 1724 firmó un tratado de defensa con el
régimen de Suecia.
El gobierno de Gran Bretaña dirigido por Jorge I profesaba una hostilidad hacia
Rusia por la amenaza de apoyo a los Jacobistas, por lo cual los británicos
brindaron ineficaces esfuerzos diplomáticos y navales a Suecia durante la Gran
Guerra del Norte.
Contrario a lo que logro
Rusia, Prusia con Federico Guillermo I fue poco el esfuerzo que hizo por la
guerra o en grande cimiento territorial del Estado militar burocrático. En 1725
Federico Guillermo I se decidió a la lucha contra Suecia y con ello obtener el puerto
de Stettin. Pero no sólo era obtener ese triunfo pues se veía atrapado por la
anexión de la Prusia polaca y la Pomerania que se
encontraban en manos de Suecia.
Un acontecimiento
espectacular durante 1720 y 1730, fue la confirmación aunque parcial del
Poderío español en Italia, consecuencia del tratado de Utrecht; a que la paz no
se había concretado entre los Habsburgos y los Borbones españoles. Rencor que
se acrecentó por la pérdida a favor de los Habsburgos de Milán y Nápoles, las
cuales habían sido durante dos siglos posesión de España.
1740-1763
Estas dos décadas fueron las
más significativas para la Europa occidental y central.
Décadas dominadas por
Brondenburgo-Prusia si no como una gran potencia, si como una semi potencia a
expensas de los Habsburgos y el vasto crecimiento del imperio colonial británico
a expensas del de Francia. Así con esto
dos hechos se da orientación a la política Europea.
Prusia como potencia es la
que da marcha y dirección de los sucesos. Dando a Federico II el puesto de
figura política.
En diciembre de 1740 la
invasión de Silesia no fue irresponsable, y fue audaz en octubre. El ejército austriaco había tenido una guerra sin éxito.
Inglaterra aliada de los
Habsburgos no podía apoyarlos pues estaba en guerra con España y no tardaría en
estarlo con Francia. Para ésta potencia y la República Holandesa, quienes eran
el apoyo incondicional de Austria usarían el poder de los Habsburgos contra los
Bordones.
1763-1789
Austria mantenía un
resentimiento por la pérdida de Silencia, a pesar de que había sido afectado
por la guerra de los siete años. Francia tenía el mismo resentimiento pero por
causas diferentes, este se debía a las humillantes perdidas coloniales.
Para1768 en la Isla de Corega
los franceses tras la reforma al ejercito, formulaban un plan de independencia. Después de esto los
que aconteció poco tenía que ver con los sucesos en las colonias, por la
excepción de las luchas anglo-francesas que empataron con conflagraciones militares
europeas.
Muestra de la poca relación
entre colonias, la Europa du el reparto de Polonia en 1722 o “la gran contienda
Ruso-Turca 1768-1774”[10], la guerra de independencia
Norteamericana quizá se vio un poco afecta por los sucesos de la Europa: la
Guerra de Sucesión bárbara entre Austria y Prusia. Otro hecho que caracterizó a
las décadas posteriores a los tratados de Paris y Hubertsburgo los problemas
de la Europa occidental entre los dos
imperios tanto otomano como polaco, el resultado de estos el poderío y
prestigio de Rusia.
El poderío de Rusia crecía y
Francia no podía proteger ya a los polacos y a los turcos. Gran Bretaña no quería tomar iniciativa en el occidente de
Europa ya que tenía una seria crisis en sus colonias.
Para 1740 la política de
Europa central tenía otro camino y para entonces los problemas de Italia que
eran sumamente importantes, pasaron a último plano.1760 los problemas de Europa
oriental y sud-oriental tuvieron mayor importancia, el hecho de que gran parte
de los recursos militares de esa área de
Europa estuviese en manos de países como Rusia, Prusia y Austria, quienes
política y económicamente estaban con un serio atraso, tendría repercusiones en
la historia futura de Europa.
Francia tenía dificultades para
mantenerse entre las potencias y pesar de tema
prestigio, recursos y haber obtenido Lorena y Córcega. España pasaba a ser el mayor de los Estados secundarios. Gran Bretaña no
se preocupaba de los asuntos de Europa, ya que los logros coloniales y
económicos le habían convertido en una potencia. Con esto dudó que la política
Europea hubiera pasado hacia el este.
La sociedad y la economía
durante este siglo se mantuvieron paulatinamente igual. El cambio en ella fue
lento, desigual en términos geográficos y por supuesto asechados por intereses
creados y tradiciones poderosas.
La sociedad era muy
tradicional por lo que se daba por hecho que las distintas clases sociales eran
inevitables. Pero los que no lo creían así dudaban de que la calase fueran
hereditarias y pensaban que sólo era un papel para desempeñar. Los más
estudiados sabían que la sociedad y las clases sociales era una invención de
los seres humanos y no de dios. Sólo este
sector pensaba en un cambio de la sociedad, todos los demás lo veían muy
poco probable.
[1] ANDERSON
M.S, La Europa del siglo XVIII
(1713-1789), Editorial Fondo de Cultura Económica, página 14
[2] Ibis página 14
[3]
ANDERSON M.S, La Europa del siglo XVIII
(1713-1789), Editorial Fondo de Cultura Económica, página 15-16
[4] Ibis, página 16
[5] Ibis, página 16
[6]
ANDERSON M.S, La Europa del siglo XVIII
(1713-1789), Editorial Fondo de Cultura Económica, página 17
[7] Ibis, página 17
[8] Ibis, página 18
[9] Ibis, p{agina 18
*Hoy Puzarevac
[10] ANDERSON
M.S, La Europa del siglo XVIII
(1713-1789), Editorial Fondo de Cultura Económica, página 61

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