jueves, 16 de febrero de 2012

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Ortiz Pérez Ma.
Fernanda
17 de febrero de 2012
La
Europa del siglo XIX
Revolución Ideológica
Durante el siglo XIX se dieron grandes cambios,
políticos, económicos y sociales en Europa y en América. El cambio de las
monarquías por mandato divino, a monarquías democráticas, fueron los cambios
políticos; la economía se transforma en una
economía capitalista, la cual sólo
beneficia a un selecto grupo social, con lo cual surgieron tres nuevas
clases sociales: minoría capitalista: obtenía sus ganancias de las inversiones;
clase media: obtenía sus ganancias de
sus propiedades; mayoría proletaria: dependía de sus salarios.
Los acontecimientos que sucedían en América, repercutían
en Europa, los movimientos sociales de Estados Unidos, que por medio de la
doctrina Monroe se proclamo como defensor de América, queriendo de este
modo impedir el regreso de España hacía América, resguardando la independencia de los países, que ya la habían
logrado.
Las grandes cuatro potencias, Rusia, Austria, Prusia e
Inglaterra; acordado un tratado de paz de 20 años, que más bien se trataba de
un acuerdo para no prolongar las guerras
pues habrían, lo que no significo que no hayan tenido conflictos. Por lo que el
siglo XIX es considerado un periodo tranquilo.
La primera revolución francesa trajo como consecuencias, la
proclamación de la declaración de los derechos del hombre y el ciudadano. Pero
esta revolución no fue un proceso fácil, pues hubo muchas complicaciones,
y los resultados no fueron inmediatos,
ya que posterior a ésta se dieron otras
dos revoluciones, con lo que se pudo
llegar a varios acuerdos y así restablecer el orden.
La segunda revolución fue llamada revolución de julio,
pues surgió el 26 de julio de 1830, debido a la mala administración de Carlos
X. La tercera revolución fue la de febrero al renunciar Luis Felipe
La democracia daba desconfianza, pues se creía que generaba desestabilidad de
lo social, la población prefería la tranquilidad, aunque esto significara ser tratados con indiferencia y no a arriesgarse a, encontrar la igualdad
de derechos.
Metternich, primer ministro de Austria quería regresar al
régimen monarca, pues la idea de una democracia no era bien aceptada. Había
Estados europeos, como Inglaterra y Francia que estaban a favor de la
democracia, los cuales en contubernio con Rusia ayudaron a la independencia de
Grecia.
El romanticismo y para la ciencia tuvieron un gran auge
durante este siglo. De estas dos corriente ciertamente el que tuvo una mayor
aceptación y desarrollo fue el romanticismo más que la ciencia, esto se debido
a que, con las constantes revoluciones la población necesitaba de un escape de realidad, encontrándola en la imaginación. De los grandes avances
científicos se encuentran el desarrollo del ferrocarril y del telégrafo
eléctrico.
Francia tuvo un gran deterioro debido a la caída de
Napoleón, mientras que Inglaterra seguía siendo una potencia económica. Bélgica
se desarrollo muy bien la construcción
de ferrocarriles en Europa, en 1845 Irlanda tuvo una gran crisis debido a la
mala cosecha lo que origino que su población disminuyera abruptamente.
Materialismo
Científico
El siglo
XIX se dividió en dos partes en el año
1867 cuando hubo la creación de naciones. El estado centralizado, nacional y
territorial era la forma política principal. Una revolución técnica formaba los
fundamentos económicos de la sociedad tanto europea como norteamericana. La
industria remplazo la agricultura, como actividad económica, logrando como
consecuencia que la población rural disminuyera dramáticamente.
Durante
el periodo de 1867-1881 Europa se fortaleció. Austria, Rusia, Prusia y Francia
habían de dominar el continente, Inglaterra
era una potencia aparte, hasta 1867 fue cuando este cuadrilátero se
unió. La unificación política de Italia
añadió un nuevo estado, la creación de la Confederación del Norte de
Alemania ayudó a la influencia de Prusia.
La
guerra franco –prusiana duro seis meses y fue una aplastante derrota para los
francés. “El 2 de septiembre de 1870 Napoleón
fue obligado a capitular en Sedan con 100 000 hombres, en tanto que un
segundo ejercito francés de 173 000 hombres, al mando de mariscal Bazaine,
rindió en Metz, el 27 de octubre”[1]. Todo esto fue parte del
año terrible.
La
asamblea elegida en 1871 se aferró al
poder, la mayoría de los miembros de esta eran monárquicos. En 1879 la Tercera
República Francesa quedó consolidad como un régimen burgués poco estable, que
duro hasta 1940; el gobierno más duradero desde el derrocamiento de la
monarquía en 1789. Esta guerra convirtió
a Francia en un republica y a Alemania en un imperio. Inglaterra en 1868 la
elección de ese año llevo al poder a William Ewart Gladstone, quien
gobernaba a los liberales.
“El
congreso de Berlínn de 1878 fue la asamblea diplomática mas notable después de
la que se había reunido en Viena, sesenta y tres años antes. Las seis grandes
potencias europeas estuvieron representadas y el acuerdo fue un ejemplo característico de la recíproca compensación. Rusia conservó
Besarabia meridional, Batum, Kars y Ardahan. Austria recibió un mandato para
ocupar Bosnia y Herzegovina. Inglaterra ocupó Chipre. Grecia obtuvo Tesalia, y
Bulgaria fue declarada en parte autónoma y en parte tributaria.”[2]
Estados
unidos era la gran potencia del otro lado del atlántico. La guerra de secesión
había acelerado la construcción de las líneas de ferrocarriles y telégrafos. La
prosperidad económica norteamericana influyo en las instituciones democráticas.
En 1873 los centros financieros de estados unidos y de Europa entraron en
pánico reflejando la creciente
dependencia recíproca de la economía por medio del comercio.
Los pueblos
latinoamericanos estaban en un periodo notable de conflicto, la guerra del pacífico
(1879-1883), donde Chile derrotó a Perú y Bolivia, lo que lo convirtió en la
potencia dominante de los Andes. La
rebelión de Cuba terminó en 1878 con una
promesa que Madrid que no cumplió. 1870
Haití pidió su anexión a estados unidos, la cual fue rechazada.
Japón permaneció aislado del resto del mundo hasta
mediados del siglo XIX. En 1853 y 1854 Matthew Calbrauth Perry impulsó un
trabajo que abrió dos puertos Japoneses al comercio norteamericano. “La característica más notable que los
japoneses tomaron de Europa, y el problema que el siglo XIX dejó planteado al
siglo XX para que éste lo resolviera,
fue el de una desbocada tecnología”[3]
Los frutos del industrialismo y del
imperialismo
La
función principal de las máquinas era la producción en serie de productos, pero
su influencia no terminó ahí, pues ya que lograron su objetivo las fábricas
elevó el número de proletariados hasta que se vio en amenaza el estado
burgués.
Con
el nuevo mundo del imperialismo
competido, “ninguna nación que careciese de un sistema fabril bien desarrollado podía desempeñar mucho
tiempo el papel de gran potencia” [4]
Inglaterra
había sido el “taller del mundo” durante
un ciento de años pero hacia 1900 Alemania y los Estado Unidos empezaban a ser una competencia para la
misma. Estas tres potencias eran las
“superpotencias” en segundo plano se encontraban Francia, Austria, Rusia e Italia. La tercera
categoría se encontraban los estados de Europa. Bélgica por ejemplo a pesar de
contar con un gran número de habitantes no tenía la industria lo suficientemente actual para ser
una superpotencia.
“Hacia
1900, el desarrollo de las grandes sociedades por acciones conocidas, de
diversa manera, se habían convertido en un problema para jurista y políticos”[5]. Para este punto “los
directores de la vida económica que construyeron grandes pirámides financieras,
explotaron los recursos de la tierra “ [6]
“El siglo XIX terminó cuando todas las
energías de la civilización industrial dinámica se elevaban en un crescendo”[7]. La esfera económica, concentración y la
centralización fueron los principios dominantes de la época. Por toda Europa y Norteamérica
se formaron sociedades por acciones, pools, trust y otras formas de de fundir diversas empresas económicas
centralizando el control de la vida
económica.
[1]
BRUUN, Geoffrey. La Europa del siglo XIX.
Editorial FCE. México, 1964. Página 126
[2] Ibíd., página 131
[3] BRUUN,
Geoffrey. La Europa del siglo XIX. Editorial
FCE. México, 1964.Página 137
[4] Ibíd. Página 151
[5]BRUUN,
Geoffrey. La Europa del siglo XIX. Editorial
FCE. México, 1964. Página 157

[6] Ibíd Página 157
[7] Ibíd. Página 158

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