jueves, 2 de febrero de 2012

La Europa del Siglo XVII (Ibarra Jacobo Atzin), geopolítica y comunicación.


Atzin Ibarra Jacobo

3 de febrero del 2012


La Europa del Siglo XVIII (Capítulos 1 2 y 3)

Este escrito tiene como objetivo ser la puesta en práctica de un análisis, que se deriva y entrelaza de una serie de: fechas, guerras, tratados, cambio e historicidad, ocurridos en Europa, específicamente en el Siglo XVIII.

Convirtiendo el sentido de estas palabras, en un recuento de hechos importantes en el nacimiento, desarrollo y mutación de un sistema político, social y económico más influyente de la historia, como lo es el europeo. Creado consciente, o a lo mejor inconscientemente para ser reproducido como modelo político, por las nuevas generaciones y las nuevas potencias mundiales.

Y es que como todo proceso de cambio, adaptación y transición, tiene que partir desde un punto focal, y este punto comienza aquí, en 1713. Donde la Europa de ese tiempo, se encontraba estancada e influida por el modelo político de épocas pasadas. Y es justo por esta razón, que al transcurrir los años, el modelo antiguo que se estaba siguiendo, de pronto, dejo de funcionar.

En vez de que el sistema político, económico y social se adaptara a esa actualidad, la actualidad estaba adquiriendo el color y la forma de años pasados, de los que ya no podía formar parte. Porque el tiempo y sus componentes, se encuentran en una constante recreación, a la que no se puede mantener congelada y controlada por siempre.

Los puestos gubernamentales frecuentemente se vendían y por consiguiente y por lo general tenían la propensión a convertirse en propiedad personal. En todas partes los privilegios y tradiciones locales, de las clases e institucionales, apoyados eficazmente por malas comunicaciones, impedían la centralización del gobierno. Era dentro de este marco político donde compitieron entre sí los monarcas, y los gobiernos de Europa, y donde creció y se desarrolló la vida económica e intelectual de Europa durante el siglo XVIII [1]

Sin embargo a pesar de esto, la superioridad y poderío de los imperios europeos siempre existió y seguiría creciendo, a pesar de cualquier obstáculo.

Y saliendo un poco de contexto y situando lo planteado en párrafos anteriores, en la época actual (específicamente en México), la diferencia es mínima. Hoy en día los puestos gubernamentales aún son vendidos y repartidos entre la clase alta, con la menor muestra de vergüenza hacia la población, con el pretexto de la fantasma existencia, de una corriente llamada democracia. Hasta pareciera que se trata, de una especie de monarquía impartida por los partidos políticos y recientemente por el narcotráfico. Como es visible ese modelo político gubernamental nacido en siglos pasados, forma parte aún del pan de cada día de la sociedad. Una sociedad que fue conquistada e invadida culturalmente por un continente superior.

Volviendo al siglo XVIII…

Francia, España, el imperio Prusiano, y en progresivo crecimiento; Rusia y Gran Bretaña, conformaban una plataforma de países fuertes, en el sentido literal de; control, riqueza, militarismo y experiencia. Al igual que una serie de conquistas en el pasado que les permitió adquirir respeto y poderío, creando una especie de temblor para la estabilidad europea, de la que formaban parte, pero a la vez, dejaban de formarla, con los actos de rivalidad entre vecinos.

Se aseguraba con creciente frecuencia que cualquier Estado que dominara América y el Caribe, y por consiguiente el comercio el comercio colonial de Europa, inevitablemente llegaría a ser lo suficientemente rico y poderoso para amenazar la estabilidad política de Europa[2]

Se trataba de un continente con relaciones internacionales desmesuradas y de ataque, que no permitía la unión entre ellos, a menos, de que al reverso trajera una doble intención, o alianzas para derrumbar y destruir imperios dominantes. Siendo que la única comunicación e interés que impartían igualitariamente era la apropiación y conquista de territorios débiles y poderosos imperios.

· Durante la década de 1730 a 1740 también finalizó otra parte, mucho más tenue e impremeditada, de la herencia de Utrecht – la reconciliación anglofrancesa, que se efectuara después de la muerte de Luis XIV [3]

· De 1733 en adelante, Francia se encontró cooperando con España más enérgica y eficazmente de lo que lo hiciera con la Gran Bretaña[4]

· El 1 de mayo de 1756, Francia y Austria formaron una alianza defensiva, denominada, el tratado de Versalles.

· Suecia se unió a los enemigos de Federico. EL 1 de mayo 1757, por medio del segundo tratado de Versalles.

· En marzo de 1758, por medio del tercer tratado de Versalles, el gobierno francés redujo la ayuda militar y financiera que había proporcionado a María Teresa.

Este a mi punto de vista, refleja un punto débil de la unión europea en la antigüedad. Si hubiera existido una alianza transparente, entre todos los países componentes, de alguna manera, la cooperación para con los suyos, hubiera transformado todo un sistema y forma de vida desde la raíz. Convirtiendo a Europa en una potencia segura por el resto del tiempo (realidad actual).

Sin embargo esta es una situación planteada utópicamente, ya que el ser humano fue y sigue siendo sometido y socializado de una forma egoísta y prepotente, dónde el único objetivo y razón de ser y existir, radica en obtener el poder y control de todo lo que lo rodea, sin importar los efectos secundarios o daños por causar. Y es que estos valores, o mejor dicho cultura, es impartida en todos los círculos y vínculos sociales: la familia, la escuela, y actualmente por los medios de comunicación masiva.

Otro aspecto importante, que tiene la mismo derecho de ser mencionado, se trata de los personajes tan influyentes que marcaron la historicidad Europea. Que le dan un cierto sentido de curiosidad a los hechos.

Como es el caso de Luis XIV (Francia), Federico II (La figura política más sobresaliente del periodo que separa a Luis XIV de Napoleón[5]. Alemania), Pedro el Grande (Rusia) y María Teresa (de Austria), por escribir a algunos de los más sobresalientes. Que fungieron como un aspecto imprescindible y sobresaliente para el posterior desarrollo político, social y económico europeo.

En el tema de las relaciones internacionales, a partir de 1763. Para las grandes potencias europeas, la conquista de territorios desconocidos significaba el símbolo de poder, pero ahora con un nuevo fin, llamado; relaciones internacionales, específicamente comerciales.

En ese momento los grandes imperios europeos, que contaban con el sometimiento de sus pasadas conquistas, ahora tenían una nueva inquietud, usar esa ventaja (territorios dominados), como una nueva ruta de comercio y provecho económico a su favor.

Y es posible pensar que la estrategia de conquistar desmesuradamente al principio, haya tenido un fin económicamente positivo. Ya no estaban interesados en adquirir más propiedades, sino, en emplearlas efectivamente en una nueva época que comenzaría con la llegada de la Ilustración y la Revolución Industrial.

Una etapa donde la nobleza y el proletariado estaría dividido aún más que siempre. Los nobles, que eran los dueños del sector industrial, explotarían al obrero y lo sustituirían posteriormente por maquinaria.

Donde la implementación de derechos e impuestos al trabajador, sólo era la finta, para introducirse cada vez más y de sobre manera; en el pensamiento, vida, e identidad del pueblo.

Igualmente en el sector agrario, los comerciantes y profesionales, estaban conformados mayoritariamente por la nobleza, que no se trataba de una nobleza nueva, sino hereditaria.

Concluyo, que es evidente que el sistema de producción, económico y social nacido en Europa, fue introducido a través de la conquista en diferentes partes del mundo, sometiendo a las distintas culturas colonizadas, a un mismo modelo político de ejecución.

Sin embargo, como mencionaba al principio, es imposible comparar culturas y sociedades, si quiera entre sí. Mucho menos introducir y adaptar un sistema político, económico y social, a otro totalmente distinto. Creando un refrito y mal ejecutado final.

Como ejemplo esta el sistema de producción no- íntegro que fue introducido desde el principio en México, dónde lo único que desarrolló, es que, los ricos se hicieran más ricos y los pobres, cada vez más pobres.

Y eso es, lo que sucede hoy en día, México quiere adaptarse a la cultura occidental, o norte americana, a la que ni siquiera pertenece y no podría llegar al nivel de desarrollo y cultura, al que después de años de modificación, y adaptación hoy pertenece Europa.

Bibliografía

1.- Anderson M. S. La Europa del Siglo XVIII. México, Fondo de Cultura Económica, 1996.



[1] M. S. Anderson, La Europa del siglo XVIII, P. 33

[2] M. S. Anderson, La Europa del siglo XVIII, P. 32

[3] M. S. Anderson, La Europa del siglo XVIII, P.40

[4] M. S. Anderson, La Europa del siglo XVIII, P. 41

[5] M. S. Anderson, La Europa del siglo XVIII, P. 43

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