jueves, 2 de febrero de 2012

La Europa del siglo XVIII. Rodriguez Mendoza Marlene

Hacia el año de 1713 Europa contaba con una forma de gobierno demasiado compleja, al igual que en la relación con otros países. Los estados que conformaban dicho país todavía contaban con vicios de épocas pasadas.

De igual manera en 1713 Europa se encontraba conformada por un grupo de estados "poderosos" que con el paso del tiempo se hacían cada vez más. Francia se daba a conocer como el estado más poderoso, su diplomacia era la mejor organizada, incluso el francés había llegado a ser el principal idioma diplomático. La cultura francesa amenazaba con dominar gran parte de la zona geográfica de Europa.

Sin embargo Francia contaba con un gran rival, España, el cual había decaído durante la segunda mitad del siglo XVII. Aun así, al estar Francia al frente del poderío elaboraron importantes reformas en la administración central, uno de ellos fue el convenio de 1713, el cual pareció un completo desastre a los españoles ya que privó a España de su imperio en Europa.

Fue así como para el año de 1713 las grandes potencias eran en primer lugar Francia, secuenciado por España y la Gran Bretaña, que al ser el tercero de los grandes países de Europa, poseía un desarrollo muy rápido. Aun con una población pequeña y con un poderío militar que no era tan impresionante. así como políticamente considerado el más inestable, había logrado llegar a ser la mayor potencia naval del mundo.

En cuanto a las potencias orientales de Europa, Rusia era el estado más importante y lo logró durante las primeras décadas del siglo XVIII. Rusia no sólo fue considerada una gran potencia, sino que también fue objeto de interés y de miedo, después de haber sido un país pobre, subdesarrollado, con falta de capital y con situaciones inadecuadas.

La presencia del sacro imperio romano germánico y del reino de Polonia en su integridad justificada su ubicación antes de 1772 en que Polonia comenzó a ser anexionada por Austria, Rusia y Prusia.

En 1740 se produjo la guerra de sucesión austriaca, ya que el territorio de Silesia formó parte de Prusia por lo que Austria perdió este territorio a favor de Prusia. A partir del siglo XVIII Europa alcanzó su máximo esplendor y fuerza, en lo que fue la época llamada absolutismo monárquico. Fue en ese siglo donde a burguesía se opone a la monarquía absoluta, ya que tenía el poder económico y aspiraba a alcanzar el poder político monopolizado por la nobleza.

En el nuevo orden internacional europeo desaparecieron por completo las influencias religiosas que tanta importancia habían ejercido hasta mediados del siglo XVII. Los conflictos europeos del siglo XVIII nacieron de oposiciones dinásticas y económicas. Por tal motivo esta centuria es la época de las guerras de Sucesión y de las luchas coloniales.

El gobierno británico tras su triunfo en la guerra de los siete años (1756-1763) debida a rivalidades coloniales con Francia y España, decidió imponer a los colonos nuevas tasas e impuestos directos para sufragar los gastos ocasionados por la guerra, ya que las colonias eran las principales beneficiarias de la misma.

Los disgustados comerciantes y gente ilustrada rechazaron estas leyes que no habían votado, ya que no tenían representantes en el Parlamento de Londres, ni tampoco habían sido aprobadas por las Asambleas coloniales. En 1765 manifestaron su desacuerdo con motines y negándose a importar mercancías inglesas, logrando suprimir la ley del timbre. En 1767 el Parlamento estableció gravámenes sobre el papel, plomo, vidrio y té. La burguesía colonial recurrió de nuevo boicot y todos los impuestos fueron abolidos menos el que gravaba el té.

En 1773 protestaron porque el gobierno había concedido a la Compañía de las Indias Orientales el monopolio de la venta del té.

Los mercados europeos del siglo XVIII continúan desarrollandose gracias al impulso del comercio con América y Asia. El tráfico entre los países europeos es muy difícil, debido al proteccionismo que tienden a practicar todos los países.

El comercio francés en el que está más orientado a Europa gracias a su especialización textil. Centro Europa es el gran mercado de granos. El sur de Europa proporciona grano y frutas y verduras, e Inglaterra y los países bajos los productos industriales. Este equilibrio del comercio europeo se ve sacudido por las continuas guerras.

En el siglo XVIII la circulación de metales preciosos por toda Europa es muy importante, a pesar de que ya no hay un incremento significativo de oro y plata. Este aumento de la circulación de metales preciosos se debe al perfeccionamiento de los pagarés y del papel moneda, que garantizan la disponibilidad de dinero en metálico en cualquier ciudad sin necesidad de llevarlo consigo en el viaje.

Además, la acumulación de capital que captan los bancos y las dificultades financieras del Estado, permite la emisión de deuda pública, lo que incrementa el capital circulante. Aparecen, en esta época los préstamos de crédito. Estas novedades suponen el fin de las finanzas clásicas, debido al cambio de escala.

La economía en el siglo XVII aún era medieval en sus estructuras agrícolas y artesanales, pero empezaba a ser capitalista en las comerciales. La agricultura, la artesanía, el comercio, el alza de los precios, fueron las características más importantes.

Para el siglo XVII era un cambio de periodo de crisis y estancamiento económico para Europa, el sistema greminal entró en crisis en toda Europa, porque surgieron otras formas más baratas de producir manufacturas como el trabajo a domicilio, con los que la producción industrial alcanzó un nuevo desarrollo.

En cambio en el siglo XVIII la economía esperimentó un rápido crecimiento que afecto de diferente manera a casi todos los países. En la revolución agrícola el proceso consistió en la aplicación de una serie de innovaciones lo que generó un extraordinario crecimiento de la producción de la agricultura.

El aumento de la población estimuló la producción industrial. Pero las características generales de la industria no cambiaron de manera significativa. Solamente a finales del siglo XVIII se introdujeron las primera máquina de vapor en la industria textil lo que generaría una nueva concepción de industria y productividad.

Algunos de los aspectos que ayudaron a evolucionar a Europa durante el siglo XVIII fue el comercio colonial, la banca y las finanzas, las ideas económicas y la industria en algunas regionas.


Bibliografía: M.S. Anderson "La Europa del siglo XVIII (1713-1789)" Fondo de cultura económica, 1995.

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